sábado, 6 de febrero de 2016

El recuerdo de Marnie (2015)

"En este mundo hay un círculo de magia invisible: hay un adentro y un afuera. Y yo estoy afuera".


Ya sabréis a estas alturas que Studio Ghibli va a dejar de producir largometrajes durante un tiempo indefinido. El mayor creador de sueños de la animación de los últimos 30 años ha decidido cerrar de forma temporal para replantearse su existencia y, de paso, enfrentarse a una restructuración de mucho cuidado tras la retirada de sus dos mayores símbolos: Hayao Miyazaki e Isao Takahata.

Ambos se despidieron en su momento con dos cintas extraordinarias, si bien El cuento de la princesa Kaguya resultó ser un auténtico desastre en cuanto a taquilla. De ahí que, en un todo o nada, el estudio pusiera sus últimas esperanzas en la recaudación de su última obra, Omoide no Marnie (El recuerdo de Marnie en nuestro país), con unos resultados discretos que abocaron a la situación actual de coma inducido.


Una lástima enorme, porque lo cierto es que esta última película ha sido una muy notable despedida. Dirigida por Hiromasa Yonebayashi (Arriety y el mundo de los diminutos), la trama nos sumerge en la solitaria y depresiva vida de Anna, una joven con problemas de salud y una actitud radicalmente asocial, que es enviada al campo por su familia para recuperarse en lo posible. Instalada en la casa de unos amigos, la joven empieza a explorar la zona y descubre una vieja mansión abandonada en la orilla de un lago. De pronto, los sueños y los recuerdos de sus antiguos habitantes empezarán a absorberla, y más tras conocer a una misteriosa joven, Marnie, con la que entablará una amistad muy especial.


En este epílogo cinematográfico, Ghibli se ha alejado de la grandeza y la ambición de sus anteriores obras y ha tirado más de la pausa, el recogimiento y la ausencia de imágenes poderosas, lo cual no quita que la animación siga siendo un auténtico escándalo. Los personajes tienen menos fuerza y carisma, pero con muy poco consiguen establecer un espectacular vínculo con el espectador.

En el caso de Anna, su antipatía y alejamiento del mundo inicial (que tienen una entendible justificación) se irán transformando en unas ganas de vivir y una progresiva alegría que irá contagiando su existencia cada vez que se encuentra con su querida Marnie. Y hablando de Marnie, no sólo se convierte en el personaje más especial de la peli, sino que guarda un secreto de impacto sobre el cual la trama irá aportando ligeras pinceladas, manteniendo una correcta intriga y atrapando hasta el final.


Por otra parte, los secundarios apenas tienen protagonismo, a pesar de que, como producto con el sello de Ghibli, siguen haciéndose querer a la mínima de verlos en la pantalla. La música no destaca especialmente, pero sí consigue llevar nuestros sentimientos al límite en las mejores escenas de la película, que, ya os adelanto, son realmente bellas y también, a ratos, muy tristes.

Y es que El recuerdo de Marnie logra convertirse por méritos propios en una historia muy bonita, bien contada y que sabe dar en el clavo en todo momento. El ritmo, a pesar de su tono pausado, no es pesado ni agobiante, y la atmósfera campestre, las tomas del lago, los flashbacks, el desarrollo de la trama... todo ayuda a crear un arco narrativo efectista y que engancha hasta el último momento.


Aunque tengo curiosidad por saber cómo será el doblaje en castellano, no está de más aplaudir el sobresaliente trabajo de los actores de voz originales, que, como siempre en las películas del estudio, humanizan los personajes de forma excelente. Y qué decir de la parcela técnica, un aspecto en el que Ghibli no sabe flaquear.

Así pues, si lo que buscas es una película de animación de calidad, con una historia bien desarrollada y con una hermosa puesta en escena, El recuerdo de Marnie es perfecta... mientras no busques una obra maestra, todo sea dicho. Lo cierto es que Yonebayashi no ha ido a sorprender esta vez, y tampoco ha buscado un aplauso unánime de todo crítico silbarita, pero ni falta que ha hecho. Su segunda obra tiene ese buen gusto al que Ghibli, a pesar de sus problemas, nunca ha querido renunciar. 


¿Que se echan en falta momentos de impacto y la maestría de los considerados directores 'grandes'? Sin duda, pero eso no quita que tenga muchas más virtudes que defectos. Te gustarán los personajes, amarás el poderoso vínculo que se establece entre las dos chicas (y que es la base de todo el largometraje), quedarás atrapado por la intriga y la búsqueda de respuestas y, si eres sensiblón por naturaleza, se te caerá alguna lagrimilla al final.

De modo que, si eres un gran seguidor del trabajo del estudio japonés y quieres despedir (de momento) su legado como se merece, el 18 de marzo tendrás la oportunidad de poder ver esta preciosa historia en pantalla grande en España. Y, por lo que parece, ¡también podremos escuchar a Kaguya en castellano por las mismas fechas! Aunque eso sí, su distribución en cines pinta ser tan limitada como la que tuvo en su momento El viento se levanta...

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LO MEJOR: sin ser revolucionaria, la historia engancha desde el primer minuto. El personaje de Marnie, la animación y algunas escenas maravillosas.

LO PEOR: no se puede comparar con otras obras del estudio en cuanto a grandeza y huella en el espectador. El final es precioso, aunque no resulta sorprendente.


NOTA: 8/10. Ghibli se va de 'vacaciones' dejándonos un producto a la altura de su reputación y muy recomendable para todo aquel que busque animación de la buena. Eso sí, este año va a estar difícil competirle el Oscar a Pixar...

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