viernes, 19 de febrero de 2016

Creed: La leyenda de Rocky (2015)




(Mirando al espejo) Este es el rival más duro al que nunca te vas a enfrentar.


En la carrera de los Oscar ha llegado un invitado inesperado. Una de las últimas reliquias del cine de acción lleno de testosterona de los 80. La cara llena de botox de Sylvester Stallone estallaba en felicidad con su nuevo Globo de Oro y las apuestas empezaron a considerarle favorito para la estatuilla dorada. El mundo le aplaudió al tiempo que se preguntaba cómo se había colado ahí. Incluso su nueva saga de Los Mercenarios había empezado a declinar con la tercera entrega. Pero le había ido a buscar su gran ángel de la guardia. El mismo ángel que le sacó de películas eróticas con el pseudónimo de potro italiano y le llevo al estrellato. Stallone no dudo en agradecérselo. A su ángel, a su mejor amigo, a Rocky Balboa.

Rocky ha vuelto, en el que es el último gran regreso del 2015. Star Wars salía en los titulares y poco se ha hablado del retorno a los cuadriláteros de una leyenda como Rocky. El mismo director de la nueva entrega, Ryan Coogler, convenció a Stallone para un último tango tildando a la saga como “la Star Wars de los marginados”. Porque es injusta ponerla a la misma altura que otros éxitos del actor como Rambo. No encontrarás acción desmesurada en Rocky porque desde el principio ha sido una cinta que priorizaba el drama sobre la acción. No todo son puñetazos, sino la historia que encierran. La primera entrega es paradigmática. Luego se hicieron más concesiones al show pero la base era el sueño americano, tanto su lado tenebroso y deprimente como la esperanza que conlleva.

Al público le encanta saber que un don nadie con todo en contra puede superar cualquier adversidad que se le venga encima. Porque necesitamos saber que podemos superarnos a nosotros mismos, a los demás e incluso al éxito. Rocky nunca ha necesitado la victoria ni revanchas. Solo salir a luchar. Por eso es uno grandes de los personajes cinematográficos de la historia.

En esta nueva etapa de la saga el que se pone los guantes es el hijo de Apollo Creed, esa simpática caricatura de Muhammad Alí. El joven, vástago ilegítimo y desconocido, no conocía al hombre detrás de la leyenda y siente una necesidad acuciante por seguir sus pasos. La escena donde imita los movimientos de su padre en un combate contra Rocky es realmente emocionante. Pero todo el mundo le desanima, todo su entorno sufrió la muerte de su padre en el ring. Su única oportunidad es acudir a Rocky.



Para Rocky, el nuevo Creed es el hijo que quiso dedicarse al boxeo. Rocky está cascado y le quedan ya pocas energías. Pero la ilusión del joven despertará en él nuevas ganas de pelear, esta vez en la esquina. Stallone firma su mejor papel desde la primera entrega del púgil, donde también fue nominado al Oscar. Michael B. Jordan también cumple con creces y demuestra que no fue culpa del reparto ese desastre que fue Cuatro Fantásticos. Su objetivo romántico, interpretado por Tessa Thompson, está bien llevado, con su propia personalidad e intereses que casan muy bien con el espíritu de la saga.

La dirección es soberbia. Se nota que no es un producto más, sino que está hecha con dedicación y cierta dosis de cariño. Es inteligente en el manejo del ritmo. Sabe cuando acelerar y darnos combates sobresalientes y cuando detenerse para captar el drama. El manejo de cámara es sobresaliente. Las peleas son una maravilla. Destacaría la primera pelea de Creed con Rocky en su esquina. Los travellings son maravillosos y todo aspecto está cuidado con esmero. En ellas hay drama, sentimientos y adrenalina.



La película también se toma su momento de rememorar sus episodios pasados, especialmente la primera entrega. La estatua de Rocky, las fotos del restaurante, el regreso de varios personajes clásicos, el entrenamiento con gallinas y las carreras de Creed mientras la multitud le anima... De hecho, como le ocurrió a Star Wars, le lleva a pasar algo de factura. Especialmente el final, que no logra sorprender al espectador. Pero tampoco resta demasiado.

La banda sonora es otro aspecto a destacar. Se mezcla muy bien la influencia de la obra original de Bill Conti, pero a la vez se actualiza para los tiempos modernos. Los coros mantienen su importancia pero el rap se hace con su parte de protagonismo. Las piezas pueden ser tan magníficas como este ejemplo.


Rocky es uno de los grandes personajes del cine y Stallone ha demostrado que es el actor perfecto para interpretarlo. Se ve que hay verdadero cariño y siempre es interpretado con ganas y sin demasiados excesos. Ojalá el potro italiano vuelva a agradecer a su mejor amigo imaginario. Pero está vez con una estatuilla dorada en la mano. 

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¿Tengo que ver esto?: Si te gusta el boxeo o la superación de uno mismo, sin duda.

¿Cuál es el mejor momento?: Cuando Rocky sube las escaleras de nuevo.

¿Dónde debería ver esto?: Mientras descargas adrenalina en un saco.

Me ha gustado, ¿dónde hay más?: Una película que repasa de forma muy oscura el sueño americano es The Wrestler, de Darren Aronofsky.

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