Tenía
razón padre, sí que existe la esencia del mal.
Alejandro
Amenábar ha vuelto. Ese ha sido el titular de un nutrido número de artículos y el
rótulos de telediarios durante los últimos días. Uno de los
directores españoles más exitoso volvía al ruedo tras sorprendernos en Tesis para luego ganar un Oscar por Mar Adentro. Ha
estado mucho tiempo sin estrenar nada nuevo, el anuncio de Estrella
Damm no me vale, y por ello ha llamado la atención mediática. Más
aún si vuelve al género por el que sobresalió el suspense con ciertos ramalazos de terror.
No
viene solo. Hace tiempo le acompañan actores internacionales
reconocidos en Hollywood ya sea Nicole Kidman en Los Otros o
Rachel Weisz en Ágora. En Regresión se hace acompañar
por el consolidado y recién nominado al Óscar por Boyhood, Ethan
Hawke, y uno de los rostros más prometedores y carismáticos de la
nueva horneada de actores salidos de las películas juveniles, Emma
Watson, quien se ha llevado todos los flashes y la atención de la prensa. Pero vayamos al meollo, ¿la película vale la pena?
La
verdad es que para el tiempo sabático que se ha tomado el director
podría haberse mostrado más inspirado en la historia. Más allá de
una serie de giros de guión, la historia es sencilla, demasiado
sencilla. Algún personaje debería haber sido mejor construido. En
unas cuantas escenas Amenábar peca de efectista, centrándose más
en engañar al espectador, lo cual hace a la perfección, que en
tejer una historia que deje más poso.
Ahora
bien, si la película funciona a pesar de que ciertos cimientos no son muy sólidos, es por ciertos puntos muy bien tratados por Amenábar. La
ambientación es soberbia y consigue trasladar la tensión de forma
magnífica tanto al inspector de policía como a las masas de la
ciudad y a quienes nos sentamos en las butacas. Las regresiones son
efectivas y consiguen ayudar a propagar la histeria por unos
personajes que no consiguen creerse su propia realidad.
Ese
es un buen punto de la película, la confusión entre la realidad y lo
que creen que son pero finalmente decide huir de esos derroteros y
centrarse en el miedo colectivo, centrándose en el inspector al que
le afectan de sobremanera los hechos. En ocasiones de forma
exagerada.
La
narración de los hechos es correcta y el ritmo está bien llevado
pero no es nada del otro mundo. Quizá se eche de menos algo más de
Amenábar, ya sea garra, sorpresa o locura. Por eso la película no llega al nivel de los anteriores
largometrajes del español.
Las
actuaciones también se ven afectadas por esa falta de inspiración. Ethan
Hawke cumple en un papel que casi hace de si mismo. Emma Watson que
ha dejado buenas actuaciones anteriormente está algo floja y sosa.
Haciendo de la desvalida chica del principio podría tener un pase,
pero en el último tercio su contribución a la película debería
ser mayor. Me queda la duda si es culpa suya o de Amenábar que le
pidió hacer eso.
En
resumen, lo que debería haber sido un regreso triunfal de uno de los
españoles con más éxito en el último siglo se queda a medias. No
llega a naufragar pero sí que se acaba estancando sin llegar a cotas más altas.
¿Tengo
que ver esto?: No está mal para una tarde o noche aburrida.
¿Cuál
es el mejor momento?: Los rituales.
¿Dónde
debería ver esto?: En una casa solitaria llena de ruidos.
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?: Las anteriores obras de terror y
suspense de Alejandro Amenábar son muy recomendables como Tesis,
Abre los Ojos o Los Otros.
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