sábado, 16 de mayo de 2015

El maestro del agua (2015)

 
"He cavado el hoyo, he hecho el ataúd, sólo le pido que diga unas palabras y pueda echarle tierra encima".


Quizás no seas el único sorprendido al ver que hay una película DIRIGIDA por Russell Crowe en la cartelera. Así es, Máximo Décimo Meridio se ha puesto detrás de las cámaras y ha probado suerte en el mundillo, algo que últimamente varias estrellas de Hollywood también han hecho (Mel Gibson, Angelina Jolie, Natalie Portman, etc.). Russell, por supuesto, no iba a quedarse sin protagonizar también su ópera prima en la gran pantalla. Y cuando digo protagonizarla, digo también recordarnos en todo momento que su personaje es la hostia en pepitoria.

Así que... ¿qué nos depara el bueno de Crowe en su primera andadura como director? ¿Habrá fracasado estrepitosamente y hecho el ridículo más sonado o nos ha enseñado que es un Kubrick en potencia? Bueno... ni lo uno, ni lo otro, pero aun así, vamos a analizar los pros para ir a ver esto al cine estos días. Por un módico precio, eso sí.



La historia de por sí es bastante interesante y analiza una realidad de la Primera Guerra Mundial bastante olvidada: la de las sangrientas luchas en la batalla de Gallipoli entre australianos y otomanos, sus repercusiones y demás. Por supuesto, no es la primera vez que se trata esto (diablos, Peter Weir hizo una película con el mismo título que el de la batalla), y Crowe ni mucho menos alcanza un nivel tan notable que en el trabajo de su compatriota. Pero muestra un lado bastante desconocido para el público en general, y es cómo vivieron los otomanos la guerra en su país y los consiguientes hechos que llevaron a la caída del imperio y a la llegada de la República de Turquía con Atatürk.

No obstante, Crowe nos muestra una trama bastante más alejada de eso. Es australiano, demonios, ¿qué esperabais? Y tampoco es que resulte muy sorprendente, pero sabe enganchar y entretener por las razones que mostraré más adelante. El punto es que Joshua Connor (Russell Crowe) es un granjero australiano que, en 1919, vive feliz en su rancho y tiene una especial habilidad para encontrar agua bajo la tierra. O no, espera, no es feliz. Para nada.



Resulta que sus tres hijos fueron a la guerra y murieron en la fatídica batalla antes mencionada, lo que lleva a su mujer a la desesperación y al suicidio. Así que... Connor se da cuenta de que ha tenido una cuenta pendiente todo este tiempo y decide ir a buscar los cuerpos de sus hijos para traerlos a casa y enterrarlos junto a su madre. Y la gracia de la peli es precisamente esa: ¡el tío no ceja en su empeño bajo ninguna circunstancia!

Quizás eso sea uno de los mayores puntos fuertes de la cinta. No solo que el personaje de Connor es bastante afable y empatizas con él desde el principio gracias a su espíritu inquebrantable y a su abnegada búsqueda; también que te interesa ver cómo se va moviendo por la Turquía de la posguerra, por los brincos y trotes que tiene que darse en un país sumido en el caos y por cómo mueve cielo y tierra, a pesar de tener un profundo sentimiento de amargura, por encontrar no a uno, ni a dos, sino a sus tres vástagos caídos en combate. 


El problema es que no lo hace de la forma más realista, precisamente. Connor es un tipo que apenas ha salido de su granja y que de repente se mueve casi como Pedro por su casa en una, por otra parte, excelentemente representada Estambul. Además, al hombre le salen habilidades de lucha de la noche a la mañana y salva la situación de forma demasiado forzada en más de una ocasión. Hablando en plata: Russell Crowe deja claro en su primera película que su personaje es la repera en bicicleta, y lo hace de forma tan exagerada que a veces da risa.

Mientras Connor busca a sus hijos, hace migas con diferentes personajes del Estambul prerrevolucionario, como un oficial otomano (el Mayor Hasan), la dependienta de un hotel y su hijo, británicos diplomáticos y cuadriculados en su papel y un porrón más que le ayudarán o estorbarán en su camino.


A favor de los personajes, bastante olvidables en su mayoría, diré que el oficial turco en cuestión (interpretado por Yilmaz Erdogan) es asombroso. Quiero decir... vaya pasada. Es probablemente de lo mejorcito de la peli, superando al personaje de Connor y mostrando, junto con su fiel sargento, la realidad otomana de la Gran Guerra, sus pérdidas, sus miedos, su inmediato futuro en aquellos días y su naturaleza humana, lejos de las bestias pardas que se nos vienen a la cabeza. 

Pero además de eso, hay varias cosas que se sostienen muy bien. Por ejemplo, la ambientación y los planos que muestran los estragos en Gallipoli años después de la carnicería. Aunque no haya disparos, explosiones o cadáveres, solo con ver el terreno gris y marchito y los restos de la batalla sientes que ahí han pasado cosas terribles. Hay varios guiños a la película original de Weir que también molan bastante y, sin hacer ningún spoiler, la cinta contiene algunas escenas realmente desgarradoras, donde la dirección, la ambientación y la interpretación de sus personajes es sencillamente sobresaliente.




Una lástima que todo este esfuerzo se vea empañado en varios frentes. Como ya he dicho, la película busca ensalzar el personaje de Connor hasta un punto bastante cantoso, a veces incluso ridículo. Y esto es algo que se repite demasiado y, en ocasiones, sin ningún sentido. El hecho mágico y milagroso de que el protagonista sepa EXACTAMENTE qué pasó en un lugar determinado de Gallipoli palpando o "sintiendo" únicamente el suelo roza lo esperpéntico, o algo peor, y además no se sostiene nada bien. Pero este no es el único problema.

También hay diversas facetas en la dirección que demuestran que Crowe todavía está verde en eso de dirigir, como diversos planos o "zooms" sin sentido o escenas con metáforas visuales bastante bizarras, cursis y sin coherencia. Por no hablar de los primeros minutos de la peli, confusos y atropellados a más no poder. 


Aunque probablemente, lo peorcito sea el "romance" que tienen Connor y la dependienta Ayse, interpretada por la guapísima Olga Kurylenko. Y no os creáis que es porque la ucraniana lo hace mal, ya que de hecho está bastante decente teniendo en cuenta lo que le pide su papel. No, es sencillamente que la química entre los tórtolos es la misma que la del pimentón y la mayonesa. Es una historia bastante torpe, metida con calzador y con un final nada creíble, cursi y con cero coherencia. 

Más allá de todo esto, como ya he dicho, la película se sostiene. Crowe sabe mantener el entretenimiento durante las dos horas de metraje y tiene puntos realmente interesantes y otros que, si mejora, le harán ganar enteros. También es destacable la profunda y realista representación de la cultura turca, sus movimientos revolucionarios y problemas internos (como la guerra contra Grecia o el auge de los nacionalistas turcos) y el diseño de vestuario y algunos planos y localizaciones realmente impresionantes (como uno dentro de la basílica de Santa Sofía). En cuanto al sonido, la banda sonora no destaca especialmente, y el doblaje en nuestro idioma es bastante bueno, sin alardes.



¿Tiene problemas? Unos cuantos, como ya he dicho. ¿Merece la pena gastarse la entrada para verla? Sólo en caso de que esté rebajada de precio, porque de lo contrario pensarás que te han timado un poco. Supongo que es bueno a ver a un actor de renombre probar en terrenos más ambiciosos y mostrar que tiene un mínimo talento para dirigir, y para ser su primera obra, Crowe cumple y nos ofrece un drama correcto, con problemas graves, sí, pero con la suficiente capacidad de enganchar al espectador y dejar algún que otro detalle fabuloso.

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LO MEJOR: buena ambientación, algunas escenas realmente increíbles y el personaje del oficial otomano. La historia cumple su cometido...

LO PEOR: ...a pesar de verse muy ridícula y sin sentido en más de una ocasión. La química entre Crowe y Kyrilenko es casi inexistente, el protagonista está extremadamente idealizado y algunos planos y recursos de dirección se ven tontos o poco cuidados.


VALORACIÓN: 6,75/10. Si buscas una historia a modo de telefilme bien hecho, con buenos detalles para un director primerizo y perdonas sus garrafales fallos, El maestro del agua es una opción a tener en cuenta para visitar el cine estos días.

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Tráiler en castellano

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