Si no vale la pena correr el riesgo, ¿qué coño
estamos haciendo aquí?
Parece que por fin el cine
español poco a poco va levantando cabeza tras una serie de años catastróficos.
Justo en el peor momento con Montoro, el IVA y Wert pensando en clavar los
últimos clavos en el ataúd que la propia academia ha construido con
mediocridades y producciones sinvergüenzas, amparados por la políticas de subvenciones.
Yo personalmente he dado mucha cera al cine español de los últimos años, el
ejemplo más claro es La Gran Familia Española, pero creo que es justo
reconocer que este año nuestro cine ha dado sorpresas muy positivas tanto por
su calidad como por el éxito en taquilla como este film, El Niño.
Admito que he ido a verla
con mucho recelo, aunque recordaba de forma muy grata a Celda 211, la última obra que dirigió Daniel Monzón. La publicidad
con el cine español me satura ya que suele ser muy pero que muy engañosa, por
muy prestigioso sea el crítico o el medio. Por eso no hizo efecto en mí el bombardeo
continuo de Mediaset con campañas publicitarias similares a las de Lo imposible u Ocho apellidos vascos, a la que El Niño le ha quitado el honor de ser la película más taquillera en España. Pero,
finalmente, he de decir que he salido de la sala de cine satisfecho esta vez.
El policía Jesús (Luis
Tosar) y su compañera Eva (Bárbara Lennie) llevan en marcha un operativo contra
una red de traficantes de cocaína dirigido por un personaje escondido en
Gibraltar (Ian McShane). Mientras, un par de jóvenes osados y con ganas de
dinero fácil, El Niño y El Compi (Jesús Castro y Jesús Carroza)
entran en el narcotráfico.
No son solo dos tramas,
sino dos mundos distintos que se rozan de forma continua. Aunque la principal
es la de los delincuentes, luce mucho
más la trama policial, sobre todo por la calidad del elenco. No solo es por un
siempre brillante Luis Tosar, sino por la solidez de quienes le acompañan
destacando Sergi López.
En cambio Jesús Castro
naufraga como protagonista. En muchas ocasiones consigue dar el pego pero al
final cansa esa cara con lo ojos entornados para hacerse el chulo. En cambio, la
actuación de su compañero es bastante buena, encarnando de forma perfecta a ese
simpático metepatas que acompaña al héroe.
El guión es sólido y muy
trabajado, a pesar de la sencillez de la trama que va al grano. Daniel Monzón y
Jorge Guerricaechevarría son viejos conocidos que trabajaron codo con codo en Celda 211, con el que ganaron el Goya y
en La caja kovak. Destaca la búsqueda
del realismo, tanto en los personajes como en todo el conjunto de la acción.
Esa búsqueda del realismo
también se ve en la dirección con una gran fotografía tanto de la costa
española como de Marruecos. Pero lo verdaderamente impactante, y lo que hace a
esta película distinta a las demás es la impresionante calidad del rodaje de
escenas de acción. Pocas veces el cine español se ha acercado a Hollywood, a
pesar de contar con solo 6 millones de euros como presupuesto. Las escenas de
persecuciones entre lanchas y helicópteros son realmente una delicia con planos
magníficos.
El gran debe de esta
película es la excesiva duración, más de dos horas pudiendo acortarse, y la
poca empatía que provoca Jesús Castro al espectador, incluyendo ese
prescindible romance. Sin embargo, es un muy buen thriller que realza el buen
momento del cine español del que ya veremos si es un momento puntual o una
tendencia.
¿Tengo que ver esto?: Sí te gustan los thrillers de acción, sin duda.
¿Mejor momento?: Las persecuciones entre la lancha y los helicópteros de la policía. Ahí,
hasta Jesús Castro lo hace bien.
¿Dónde debería ver
esto?: En
una embarcación o en una playa del sur.
Me ha gustado, ¿dónde
hay más?: Celda 211 sin dudar. No he visto La caja kovak y no puedo hablar de ella.
También iría bien La isla mínima de este mismo año.
Trailer
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