domingo, 14 de septiembre de 2014

La casa de mi vida (2001)



“- Todos tenemos que morir algún día. Yo solo estoy en primera línea.
- ¡Pero me mentiste! Así que todo esto… He pasado aquí el verano solo por ti. Eres un egoísta, joder. Me has tenido aquí para conseguir que me cayeras bien.
- No, Sam. No intentaba conseguir caerte bien. Intentaba conseguir que me quisieras.
- Pues felicidades: te has salido con la tuya, cabrón.”

La verdad es que mi única intención a la hora de ver esta película era descubrir por qué Hayden Christensen fue nominado a un Globo de Oro por este papel. Quiero decir, le he visto en Star Wars y es bastante terrible Anakin. En Jumpers se defiende, pero no es que sea maravilloso. Y en Aprendiz de caballero daba vergüenza ajena. Pero en los tres casos es bastante culpa de unos personajes horriblemente construidos, así que después de que el Crítico de la Nostalgia me lo defendiera como un gran actor, decidí darle la oportunidad.

La historia de la cinta es otro de esos dramones que tan bien suelen funcionar y tanto me gustan. Kevin Kline hace de un tipo llamado George, un arquitecto que odiaba a su padre al que despiden después de veinte años, y que se vuelve puto loco y destroza la mitad de su oficina. Se larga y de pronto cae en redondo al suelo: tiene cáncer. Vaya por Dios.

Entonces, como está puto loco, pues decide hacer las paces con su hijo antes de morirse (porque sabe, nadie sabe cómo, que solo le quedan cuatro meses), by construyendo la casa de sus sueños con él ese verano. El problema es que su hijo, que es Hayden Christensen y se llama Sam, se parece a Sean Penn pero sin ser majo, y es un niñato premenstrual quejica, drogadicto y emo, que odia el universo y escucha a Marilyn Manson, pintándose la cara y esas cosas. O sea, como Anakin pero pintándose la cara, y esas cosas.


La cuestión es que aquí funciona. Tengo que reconocerlo: todos los elogios sobre la interpretación de Christensen aquí eran acertados a más no poder. Empezando porque, con la edad que tenía, el personaje de crío emo insufrible quedaba más creíble. Y siguiendo porque es un personaje genialmente construido, y con una actuación de primera; de hecho, escenas como la que abren esta entrada son de lo más emotivo que he visto en cintas de este subgénero de drama cancerígeno, y lo son en gran medida a lo coherente que resulta Christensen y la fuerza que tiene su actuación en pantalla, combinado con ese punto extravagante y cándido de Kevin Kline.

Porque la verdad es que toda la película se fundamenta en la relación entre ambos personajes: una relación realista, cercana y que, aunque tópica, sobrevive a la perfección gracias a los actores que la sustentan. Más allá de ella, sin embargo, la película no resulta nada del otro mundo. Especialmente en lo que se refiere a otros personajes que…

Vamos a ver. Todo lo creíble que hay en la relación entre George y Sam desaparece en la mayoría del resto de personajes. De entrada, por el curioso hecho de que todo el mundo se acuesta con todo el mundo aquí. Hay flirteos sexuales raros, y reacciones aún más raras de los personajes al descubrirlas. Pero de gente con el progenitor de su interés sexual, de ex que se enrrollan, de tíos que hacen de prostituto con otros personajes… Todo ello contribuye a crear algún deus ex machina raruno, y a que el guión sea tan impredecible como bizarro y poco realista.

Por otra parte, el simbolismo de la película con el tema de la construcción de la casa, no es que resulte ni demasiado sutil, ni especialmente original. Está bien llevado, como el resto de la trama, pero deja un cierto regusto de artificial, de haberlo visto ya mil veces. El resto de aspectos técnicos no es que destaquen especialmente, pero la película se defiende.

No es una película maravillosa, pero en lo que es su género, es un dramón bien llevado y bastante emotivo, capaz de saltar unas cuantas lágrimas. Que es, al fin, lo que busca.

Allez-y, mes ami!

Buenos días, y buena suerte.

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LO MEJOR: la relación entre George y Sam, merced sobre todo a las grandes actuaciones de Kevin Kline y Hayden Christensen. Sabe llevar el drama de lagrimones muy bien.

LO PEOR: hay cosas muy extrañas y poco creíbles en los personajes, que dan pie a situaciones raras. Por otra parte, y aparte de eso, la historia en sí no es demasiado original, y resulta (salvo en el último punto) predecible.

NOTA: 7,75/10. A mí me gustó, porque soy bastante moñas. Pero no sé si sería buena idea darle más nota para dejarlo claro del todo.

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Tráiler (original sin subtitular ni nada, a pelo)

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