miércoles, 30 de julio de 2014

La letra escarlata (1995)



“—Que Dios me ayude, ¡os amo!
—Que nos ayude a ambos, yo también os amo”

Tiene algo esta película que me hizo sentir la necesidad acuciante e imperiosa de reseñarla. No sé qué. Tal vez el hecho de que me reía mucho viéndola, aún sabiendo que no debería (pues se trata de un dramón romántico-histórico que no veas), al tiempo que me daba mucha penica todo lo que ocurría. Sentimientos muy encontrados.

El caso es que según iban apareciendo los créditos iniciales, y sin saber de qué iba (intuía que sobre el adulterio, por el título, pero no tenía ni idea de qué historia narraba, o en qué época nos encontrábamos, o nada), le dije a mi hermana: “es una peli de Roland Joffé. Habrá temas religiosos, crisis de fe, y pobres indios sufriendo, fijo”. Y, efectivamente, no me equivocaba.

La trama, como adivinarán los duchos en literatura universal, se basa en una novela de Nathaniel Hawthorne, autor de… bueno, de hecho, esta es su obra más famosa. El caso es que nos narra la historia de Hester Prynne (Demi Moore), que llega en el siglo XVII a Nueva Inglaterra, tierra de puritanos chungos, y cae en lof con el reverendo del lugar (con uno de los muchos que hay) Dimmesdale (Gary Oldman). Y con lo bueno que está, no me extraña. El problema es que Hester está casada con el doctor Roger Prynne (Robert Duvall), y claro, se lía pardaca.

Podría parecer que esa breve sinopsis, que básicamente es la oficial, es un enorme spoiler, pues hasta que no llevamos casi 40 minutos no se dan la Moore y el Oldman el “hazme un hijo tuyo por la gracia del Señor”, pero es que resulta obvio desde el minuto cero. Lo que pasa es que la película es lenta como ella sola (que no pesada… Joffé tiene mucho talento para recrearse en las historias sin que se hagan cuesta arriba) y así que dure dos horas y cuarto una película que cualquier otro habría despachado en escasa hora y media. Michael Bay incluso habría metido explosiones de por medio, y puede que hubieran molado, y todo.

Me tomo la crítica a cachondeo porque no puedo tomarme la película en serio. De verdad. Tiene demasiadas cosas que resultan absurdas, a pesar de que no me parece en absoluto una película tan mala como dicen (Rotten Tomatoes le pone un 14% y ganó siete Razzies). Pero es tan tremendista, y fuerza tanto las cosas, que nos deja escenas tan míticas como la declaración de amor entre ambos personajes, que se resumiría tal que así (y de la que un fragmento de la conversación, real, abre la crítica):

—Yo antes era un cura chachi, pero has llegao y me has revolucionado las hormonas, nena. Que Dios me ayude, ¡os amo!
—Que nos ayude a ambos, yo también os amo. Pero estoy así como cansá, y por eso actúo raro.
—¡Bésame con pasión! Bueno, no, mejor no, que nos ahorcan. Casi que me voy.
—Pero yo te hamo.
—Me marcho de aquí, no volveremos a hablar nunca. Será lo mejor, ¿eh?
—Pos adiós”

Y básicamente, esa es la mejor declaración de amor de la historia.

No sé si los personajes son bizarros, o es que los actores escogidos se volcaron en que la peli fuera lo más rara e irreverente posible. Pero básicamente, tenemos a Gary Oldman, al que todo el mundo considera un cura fabuloso, pero que debe de ser el peor religioso de la historia, con ocupaciones tan importantes como bañarse desnudo en el lago que pertenece a una mujer casada, mancharse la cara de tinta, o matar gente y cambiar de bando en una batalla sin motivo aparente; luego está Demi Moore, que se propone vestir como una furcia y escandalizar todo lo que pueda a la gente que puede colgarla por bruja sin siquiera comprobar si pesa más o menos que un ganso; y Robert Duvall que se dedica a estar poseído, hacer el indio, afeitarse el pecho y ser bastante cabrón (aunque con motivo, claro).

A eso se le añade una comunidad llena de puritanos hideputas que no parecen saber una mierda de su Libro Sagrado, unos pobres indios conversos a los que se ataca injustamente (los pobres indios siempre sufren con Joffé), y unos no tan pobres indios tarantinos (os juro que los llaman así en la peli. No sé ni si existirían realmente. Y yo hasta la batalla final pensaba que no había ningún parentesco entre los tribales y Quentin, pero ahora dudo) que hablan en algonquino, por lo que solo Duvall y Oldman les entienden. Porque yo no. E imagino que nadie mínimamente normal que vea la película. Que se cree Mel Gibson que ha inventado algo con eso de rodar en lenguas extrañas.

El cuadro lo completan la música de John Barry haciendo música de John Barry, una fotografía excelente, una crítica social y un trasfondo (creo), y la escena de sexo más absurda y ridícula de la historia desde The Room. En serio. Empieza con un plano cogotero del hueso de la nuca de la fémina por tras el cual se asoma Gary Olman, y continúa intercalando el folleteo de los amantes con imágenes de una esclava negra que se baña sonriente junto a un petirrojo y planos del grano sobre el que retozan los otros. Qué demonios es esto.

Personalmente no me parece mala la peli, al menos no tanto como la ponen. Es una especie de La misión de segunda fila, que no termina de cuajar por todos los temas que intenta tocar de puntillas, pero que entretiene y que, si te logras tomar en serio, quizás hasta pueda emocionar. Está muy lejos de la calidad que puede ofrecer el mejor Joffé, pero se deja ver.

Además, joder, que aparece Gary Oldman con barba y melena a lo Drácula, PERO EN PELOTAS. Eso debe de ser un punto a favor para la peli.

Allez-y, mes ami!

Buenos días, y buena suerte.

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LO MEJOR: los diálogos estremecen de emoción, y las cosas absurdas que van pasando le dan la puntilla. No, ahora en serio, lo mejor es Gary Oldman en pelotas.

LO PEOR: se toma con demasiada calma la historia para construirla bien, pero como se pierde en otras historias, fracasa en el intento. Podía ser muchísimo mejor de lo que es.

NOTA: 5,75/10. Lo pasé bien, qué demonios. Y tiene cosas geniales, es de justicia reconocérselo.

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Tráiler en español (es un tráiler tan raro como la peli... y tiene casi más spoilers que mi crítica)

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