jueves, 26 de junio de 2014

Snowpiercer (Rompenieves) (2013)


"Si controlamos el agua, controlamos la negociación"

Cuando salgo sonriente de una sala de cine, me es difícil contener mi alegría. Mi alegría al haber contemplado un producto cinematográfico que me ha impresionado, que desprende calidad a raudales y que da un nuevo giro de tuerca al género. En el caso de Snowpiercer, mi impresión inicial, increíblemente buena, se ha ido diluyendo un poco mientras he ido desgranando la peli y pensando con claridad (los exámenes, malditos ellos, que te privan de neuronas), observando que hay cositas que podrían estar mejor.

¿Quiere decir eso que la nueva obra de Bong Joon-ho (The Host) sea decepcionante? En absoluto, porque cumple, y mucho, lo que promete, con una entretenida e inteligente mezcla de géneros que ha dado como fruto una de las cintas revelación del año. Pido disculpas, por cierto, por traer tan tarde la crítica (hace ya cosa de dos meses que se estrenó la peli), pero entre exámenes y ocupaciones varias, casi no he tenido tiempo para escribir. Y ya lo echaba de menos.



El planteamiento no destila originalidad por la historia, más trillada que la pipa de un indio (población oprimida y pobre, la gran mayoría, que vive bajo el yugo de una oligarquía que disfruta de sus privilegios). Lo novedoso del asunto es que todo se desarrolla... ¡en el interior de un tren! Tras un desastre apocalíptico de grandes proporciones que ha sumido a la Tierra en una glaciación, los supervivientes se convirtieron en los pasajeros de un gigantesco tren (el Snowpiercer/Rompenieves), que da vueltas de forma cíclica alrededor del globo.

Y en el tren, efectivamente, unos pocos se han hecho con el poder de forma opulenta y despiadada, mientras que la gran mayoría de la gente vive en los últimos vagones, donde sufren explotación, mala salud, deplorables condiciones de vida... Y entre todos estos desgraciados se encuentra Curtis (Chris Evans), quien, cansado de la injusticia y el abuso por parte de los jerifaltes del tren, sueña con acabar el régimen y dar un futuro mejor a los suyos. Y cuando le llegue la oportunidad de liderar a su gente, no lo dudará y se lanzará con fuerza contra el orden establecido, iniciándose una espiral de adrenalina, aventura, violencia, épica y superación con un resultado muy notable y que mantienen al espectador en vilo hasta la conclusión.


En esto no solo ayuda a la cinta su trepidante ritmo, que ofrece desde momentos llenos de acción desenfrenada a otros más profundos y pausados, donde se nos ofrece una vista espectacular del tren en todos sus niveles: nivel de vida, educación, ocio, opulencia... Las peleas tienen, por su parte, una violencia un poco maquillada (lo que no las exime de ser brutales) y están excelentemente rodadas, otorgando tensión, epicidad y espectacularidad al mismo tiempo. Así, seremos testigo de la epopeya de Curtis y sus hombres atravesando vagones y enfrentándose a las temibles fuerzas de Wilford, la autoridad suprema que gobierna Snowpiercer. Nadie lo ha visto o hablado con él, pero su solo nombre es capaz de estremecer a las masas. Gobierna, en silencio, el tren que transporta los restos de la humanidad.

A estas virtudes se añade un elenco de actores que otorgan a sus personajes una credibilidad y personalidad espectaculares. Y es que no se ha reparado en gastos a la hora de elegir el reparto: Chris Evans, John Hurt, Ed Harris, Jamie Bell... y sobre todo Tilda Swinton, la primera ministra del tren, ejecutando a la perfección un rol repugnante y altamente desagradable. Todas las actuaciones, incluso las de los secundarios, están muy cuidadas y muy bien ejecutadas.


La estética y el apartado técnico de Snowpiercer son otros dos puntos fuertes que merecen ser elogiados: un estilo que oscila entre el realismo más atroz y duro de la realidad de los pobres de los últimos vagones, donde los escenarios lucen desangelados, pútridos e insalubres hasta el bizarro y a veces cómico y desenfrenado detallismo en la riqueza y el derrochador nivel de vida de los vagones de primera clase. El vestuario y la fotografía también lucen a un nivel altísimo, así como los efectos gráficos y sonoros, donde se nota que nuestros amigos coreanos han puesto los cinco sentidos en ofrecer un espectáculo sin parangón.

No obstante, si bien la experiencia es en conjunto disfrutable y muy trepidante, sí que hay cosillas que pueden empañar el resultado. La más grave, para mi gusto, podría estar en ciertas cosas que se dejan en el aire (pocas, eso sí, ya que la cinta busca una redondez continua). Pero es especialmente el final lo que puede decantar la balanza. No os pienso destripar nada, pero os puede parecer una genialidad o una canallada, y en mi caso puedo decir que, optando siempre por buscar un término medio, voy a dejarlo en genialidad canalla. Tendréis que verlo para entenderlo.

Una cosa que sí que aplaudo, aunque podría estar mejor realizada, es el hecho de que, como si de Juego de Tronos se tratara, puede pasar cualquier cosa. Es prohibitivo encariñarse con cualquier personaje durante la película, porque están sujetos a los terribles caprichos del azar. Pero ahí radica otro problema: el ritmo es tan rápido y todo se sucede a veces tan a trompicones que el vínculo a veces cuesta ser creado, aún siendo el trabajo de los actores/actrices sobresaliente.


Como película, así pues, Snowpiercer cumple lo que promete sobradamente. Es rápida, activa, imprevisible, brutal y técnica y argumentalmente brillante, si bien bebe de muchos otros géneros e historias para crear un conjunto más que aceptable. Su puesta en escena y su atractiva propuesta es un auténtico soplo de aire fresco (hasta cierto punto), y dentro de todo lo que nos ha llegado este año nos encontramos ante una idea que, si bien podría estar un poco más pulida, no debes perderte si buscas emociones fuertes y un poco de desorden en el sistema.

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LO MEJOR: apartado técnico y actuaciones de gran nivel y un ritmo frenético y desbordante. 

LO PEOR: a pesar de su originalidad, la idea en sí no es nueva, algunos cabos sueltos de la historia y un final que se pasa de contundente...


NOTA: 8/10. Si quieres huir de convencionalismos, Snowpiercer es tu película. Su idea y su desarrollo te mantendrán pegado en el asiento hasta el final y no te dejarán indiferente.

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