jueves, 20 de marzo de 2014

Una mente maravillosa (2001)



“Solo en las misteriosas ecuaciones del amor puede encontrarse una lógica”

A estas alturas, no debería ser un secreto para nadie que me conozca que adoro esta peli. Mucho. Es una de las películas que más me han llegado siempre, de un género que me encanta (tengo debilidad por los protagonistas con trastornos mentales), con unas actuaciones soberbias y una dirección de matrícula de honor. Es más, tanto me gusta la cinta, que siempre que oigo a Sheldon afirmar en un capítulo de Big Bang Theory que es “una patraña sensiblera como jamás se ha hecho”, dejo de ver la serie (soy como un crío pequeño).

El caso es que volviendo a verla el otro día, estoy dispuesto a aceptar que buena parte de mi amor por la cinta se deba a motivos personales, y no tanto a su valor per se. No me malinterpretéis: es un peliculón. Sin embargo, siempre la había considerado lo mejor de Ron Howard, y ahora con cintas como Apollo 13 o Rush muy recientes, me atrevería a decir que no es así... Sea como fuere, los premios la avalan (ocho nominaciones a los Oscar, donde consiguió cuatro premios: película, director, actriz de reparto, y guión adaptado), algo que no termina de hacer la crítica, que encumbra más a otras cintas del pelirrojo.

Entrando en materia, lo que nos topamos es un biopic con una realización excelente centrado en la figura del matemático y Premio Nobel de Economía John Forbes Nash, interpretado por Russell Crowe en el papel que debería haberle logrado el Oscar a Mejor Actor (se lo quitó Denzel Washington por Training Day, habiéndolo ganado Crowe el año anterior por la archiconocida Gladiator), y que se basa en la biografía no autorizada de Nash, aunque éste supervisó el rodaje de la película en algunos momentos.


(AVISO: A PARTIR DE AQUÍ PUEDE HABER ALGÚN SPOILER QUE CHAFE SORPRESAS DE LA CINTA A QUIEN NO SUPIERA QUIÉN ES JOHN NASH)

La historia nos presenta a Nash desde su llegada a Princeton y su búsqueda de una “idea original” hasta la reformulación de la teoría de juegos que le convertiría en ganador del Nobel. El foco de la cinta, sin embargo, muestra la lucha de Nash contra una esquizofrenia que pasó muchos años sin que le fuera diagnosticada; su lucha con criptocomunistas infiltrados; y la relación que mantuvo con Alicia Lardé, tomándose bastantes licencias de la vida del científico para construir una historia de amor superando todos los problemas.

Como acostumbra a hacer Howard, el ritmo de la cinta es increíblemente bueno, aunque en este caso mejorable en más de una ocasión. Hay una parte central que, debido a su lentitud, quizás se haga demasiado densa; sin embargo, por lo general el juego con la tensión y el suspense es increíble, y las escenas tienen una agilidad increíble que permite que la película pase volando.

Eso se logra gracias al guión construido por el propio Howard y Akiva Goldsman, que nos muestran la historia casi siempre desde el punto de vista de Nash, no permitiéndonos saltar a la perspectiva de otros personajes hasta después de que se le diagnostique de esquizofrenia. Así, nunca terminamos de saber qué es real y qué está en la imaginación de Nash; cuando conoces las respuestas y ves la película nuevamente, un sinfín de sutiles detalles dan las claves para averiguarlo, algo que supone una verdadera delicia.

Si la historia es buena, no es solo merced a su interés, que lo tiene de forma considerable, sino también a las interpretaciones de los personajes. Obviamente, Russell Crowe como Nash es el alma de la película, pero no tienen nada que envidiarle Paul Bettany como su compañero Charles (coincidirían ambos actores un par de años más tarde, en Master and commander: al otro lado del mundo), Ed Harris como el misterioso William Parcher, y Jennifer Conelly como Alicia, en una interpretación que la hizo merecedora del Oscar (aunque para mí lo hubiera merecido más un año atrás, en Réquiem por un sueño).

La película tiene una profundidad y una emotividad demoledoras, y está cargada de escenas que quedan en la memoria de manera indeleble (aquellas en las que vemos a Nash descifrando un código tras otro están entre lo increíble y lo realmente trágico). A ello contribuye, claro está, esa facilidad de Howard para encandilar al espectador, que se une a una gran ambientación y una banda sonora (de James Horner, cómo no), que supone otro de los puntos álgidos de la película.

Como decía antes, podría no ser la mejor película de Ron Howard... pero sin duda es la que más me gusta, por motivos obvios. Imprescindible en la filmografía del director.

Allez-y, mes ami!

Buenos días, y buena suerte.

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LO MEJOR: la banda sonora, la historia en general, algunas escenas concretas de Nash y su genialidad/insensibilidad social, y las interpretaciones de Bettany y Crowe.

LO PEOR: hay ciertos momentos en que la película puede hacerse más densa, y quizás se vierta demasiado en la parte romántica de la cinta (que, ojo, está muy bien llevada).

NOTA: 9,25/10. Le daría más nota, pero entonces poco quedaría para mi verdadero top 5 (del que, por cierto, solo he reseñado una cinta en el blog hasta la fecha...).

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