domingo, 17 de noviembre de 2013

Amadeus (1984)


"Yo puedo ser vulgar, pero os aseguro que mi música no lo es."

Todos conocemos un poco aunque sea la figura y la música de Mozart. Genio inigualable, dechado de virtuosismo, su vida, aún con todos los misterios que la rodean, tiene material suficiente para hacer una buena película. Pero hasta 1984, nadie se había atrevido a dar el gran paso.



En esas ocurrió que Peter Shaffer, dramaturgo, y Milos Forman, director de cine del bueno, unieron sus caminos en sagrada gratitud. Y a partir de ahí, el éxtasis. Shaffer, que había escrito en su momento la obra de teatro Amadeus, encontró en Forman al hombre perfecto capaz de plasmar en el séptimo de arte y de la forma más majestuosa posible las bondades de su relato. El checoslovaco no era amante de las obras basadas en biografías de músicos, pero tras asistir a una representación, quedó tan emocionado que no se cortó un pelo en decirle a Shaffer lo que tenía en mente. Todo lo demás es historia. Y el resultado aún sigue uniendo a la crítica: sencillamente brutal.


Amadeus nos cuenta la historia de Mozart y de otro compositor de su época, Salieri, aunque sin mostrarse precisamente exacta respecto a los hechos verídicos. En la película, Salieri, viejo y aislado en un manicomio, le cuenta a su confesor su historia, su éxito personal hasta que llegó Mozart, cuyo novedoso estilo y virtuosismo atrajeron la atención en Viena, la ciudad de la música, y en la corte del emperador José II, tanto para bien como para mal. Salieri narra, destrozado y desgarrado, como su fama de gran compositor y de profesor de cámara del emperador se vio lastrada con la llegada de aquel hombrecillo, ridículamente simple y sin embargo lleno de talento. A partir de ahí vemos la lucha personal de Salieri consigo mismo, pues cada día que pasa odia cada vez más a Mozart, a la vez que se enamora perdidamente de su música, llevándole irremediablemente a la locura. Por otra parte se cuenta la historia del propio Mozart, con todos los problemas económicos y familiares que tuvo y su relativamente poco éxito en Viena a pesar de la maestría de sus composiciones. Y todo ello, con un ritmo, estilo y finura que solo Forman puede crear. Ya se le había visto anteriormente luciéndose en Algo voló sobre el nido del cuco, y se puede decir sin discusión que, con Amadeus, el checoslovaco alcanzó el cénit de su carrera.

Para lograr el aplauso unánime por parte de todos, Forman contó con un reparto lleno de talentos que hasta el momento habían pasado desapercibidos y que posteriormente pasaron a la historia. Y dentro de ese elenco se lleva la palma F. Murray Abraham como Salieri, que está, con toda la certeza del mundo, de matrícula de honor, representando dos papeles del mismo personaje (como viejo demente y joven exitoso) de forma magistral, enfocando un sentimiento y una maestría que en diversas escenas ponen los pelos de punta. Como Mozart tenemos a Tom Hulce, con un papel sobresaliente y lleno de contrastes entre un Mozart risueño y divertido, ajeno a todos sus problemas, y otro desesperado, sufridor e impotente debido a su falta de éxito. Por lo demás, el resto del reparto cumple su función notablemente, con la honrosa excepción de Jeffrey Jones como José II, que aporta a la figura del emperador un toque cómico y severo que le hace tener un protagonismo secundario y suficiente en la cinta.

Y aunque tratándose de una especie de biografía podemos encontrarnos con una trama lenta, en las casi tres horas de película no hay un momento para el relax, gracias en buena parte a la tensión argumental, las brillantes actuaciones y, por qué no decirlo, a la música. Evidentemente una película sobre Mozart no iba a tener una banda sonora mediocre, y Neville Marriner, con unos arreglos perfectos, dota a las piezas del austriaco del punto exacto para redondear una ambientación maravillosa, con un cuidado detalle en el reflejo de las calles de la Viena (que en realidad son las de Praga) de la época y de la corte, la música y la obra de Mozart.


Por todo lo anterior y por mucho más que debe ser a ciencia cierta descubierto por el espectador, estamos ante una de las mejores películas habidas y por haber. Como crítico de cine, personalmente, no dudaría en meterla en mi Top 10, y como amante de la música de Mozart estaría en el Top 1. Mágica, embriagadora, con todos los elementos puestos en el sitio y el momento exacto, única a la hora de captar la esencia del mundo mozartiano, Amadeus es una película de obligado visionado para todo aquel amante del cine de calidad. Obra maestra, diamante en bruto. Wolfang estaría orgulloso.

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LO MEJOR: F. Murray Abraham (no hay palabras para describir su actuación), reparto en general, banda sonora, guion, trama magistralmente llevada, momentos para la historia del cine, ambientación, vestuario… incluso los secundarios hacen muy bien su papel.

LO PEOR: Pues la verdad es que poco… si acaso que ofrece una visión tan distinta a la historia original que quizá más de un espectador se la tome al pie de la letra. Y el papel del confesor, que no pasa de ser testimonial.


NOTA: 9,5/10. Genialidad que destila calidad y cuidado por todas partes. Imprescindible.

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Trailer (en inglés)

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