sábado, 3 de marzo de 2012

Ray (2004) / En la cuerda floja (2005)



No sé si lo sabréis ya algunos, la mayoría, todos o nadie, pero yo, mal que os pese (y mal que me pese a mí a veces) estudio Periodismo (e Historia, por supuesto). Y por tanto, a la hora de estudiar los géneros periodísticos, lo que más me ha interesado es la crítica, como demuestra el hecho de estar ahora manejando tres blogs que dependen de ella, y he intentado buscar un método que se ajuste lo mejor posible a mi estilo y a mi objetivo. Sin embargo, nunca he adoptado tal cual un método ya desarrollado, sino que he intentado configurar un método propio, cambiándolo cuando sea necesario.

Digo esto porque hoy voy a probar algo diferente de lo que vengo haciendo hasta ahora: una crítica comparativa. En las últimas dos semanas vi dos películas bastante similares entre sí, Ray y En la cuerda floja. Y como no quería dejar de lado la crítica de ninguna de ellas, pues me he decidido por un análisis más sucinto de ambas obras.



Ambas son muy similares, tanto en la forma como en el fondo. Ambas son biopics sobre figuras musicales (Ray Charles en el primer caso; y Johnny Cash en el segundo) que alcanzan el estrellato desde lo más bajo. En ambas hay algún trauma infantil que convierte al artista en una persona conflictiva, incapaz de lidiar con la fama. En ambas está presente lo que se ha dado en llamar el “descenso a los infiernos”, relacionado bien con el alcoholismo, bien con las drogas, bien con todo a la vez. Y en ambas hay una redención final que permite al artista seguir adelante: en un caso, por perseverancia personal pura y dura; y en otro, por ayuda de las personas que tiene más cercanas.

Sin embargo, también hay diferencias vitales entre ambas películas, no tanto a la hora de los temas que tratan, sino sobre todo en la forma de tratarlos. Siendo Ray una película más larga, los temas están tratados con más detalle, aunque también se dejan algunos de lado que En la cuerda floja trata de forma más exhaustiva.

Ray, dirigida por Taylor Hackford (que se especializa en películas relacionadas con la música, como Idolmaker o La Bamba, pero cuyos éxitos más conocidos son títulos como Oficial y caballero y la maravillosa Pactar con el diablo), se centra en un estudio detallado de la vida de Ray Charles (y, principalmente, de su carrera artística), comenzando con el momento en el que éste se encuentra en su primera gira, y mostrando todos los detalles de la infancia por medio de flashbacks bastante traumáticos, donde Ray se culpa constantemente por la muerte de su hermano. Esta culpabilidad, que arrastra gran parte de la película, se muestra como la causa de su adicción a las drogas y sus constantes infidelidades, unida al hecho de lo difícil que le resulta vivir siendo ciego (hay un par de frases maravillosas en la película, como cuando le grita a su cantante “You’re the drank soul of a blind junkie”, o cuando discute con su mujer por su adicción y le pregunta “You know how it is to be blind and have fear of the dark?”). Jamie Foxx hace una brutal interpretación como el artista, al que mimetiza completamente, en los gestos, la forma de hablar, e incluso en las canciones (no en vano se llevó un Oscar por el papel), y el sonido y la fotografía de la obra son espectaculares.

En la cuerda floja, por su parte, la dirige el ecléctico James Mangold (conocido por títulos como Copland o Inocencia Interrumpida, que le consiguió un Oscar a Angelina Jolie) y trata, siguiendo el mismo esquema que Ray, la figura de Johnny Cash, “el hombre de negro”. La narración aquí es más lineal, si bien todo es un enorme flashback: en la primera escena vemos a Johnny preparándose para el concierto en la prisión de Folsom, y recordando toda su vida hasta ese momento, para retomar (en los últimos 15 minutos de película) la historia a partir de ahí. La cinta no se centra tanto en la carrera musical de Johnny, sino más bien en su vida personal, también muy traumática. De hecho, la película es en realidad una historia de amor y obsesión, pues todo gira en torno a la relación entre Johnny Cash y June Carter. Las canciones sirven para llevar el hilo argumental de una forma magistral, casi más propia de un musical, mientras que en Ray únicamente son hitos representativos en la vida y la carrera del artista. Por otra parte, las figuras históricas están tratadas de forma magistral: desde un jovencísimo Elvis a un carismático Jerry Lee Lewis, pasando, por supuesto, por las figuras de Cash (en una magistral interpretación de Joaquin Phoenix, nominado a un Oscar que se merecía más que nadie, pero que perdió a manos de Philip Seymour Hoffman en su interpretación de Truman Capote) y Carter (a la que da vida Reese Witherspoon que, ella sí, logró el Oscar a la mejor actriz).

Los paralelismos entre ambas cintas son algo más que casualidades. En la escena de la desintoxicación, presente en ambas películas, tanto Johnny Cash como Ray Charles ven fogonazos de su infancia, concretamente, del mismo episodio, y tienen que superar ese trauma para lograr rehacer su vida. Por otra parte, también está muy presente en las dos obras el tema de la importancia de las primeras giras, cuando el artista se está dando a conocer, y su relación con los pequeños sellos discográficos. Si bien en Ray el cambio de discográfica se ve de forma bastante extensa, y se ve como el momento en el que Ray sacrifica su pasado (sus músicos de toda la vida, los empresarios que le dieron la primera oportunidad) a cambio de mayor fama, En la cuerda floja lo trata de forma mucho más ligera (de hecho, únicamente se ve una escena breve, mientras suena una canción, en la que Cash firma un cheque enorme a nombre de Columbia), y no supone un gran cambio, pues Johnny mantiene su forma de ser y a sus músicos y amigos desde que empezó en el negocio.

Aunque la figura de ambos artistas está tratada de una forma muy exacta y fiel a la realidad (tanto Johnny Cash como Ray Charles dieron su visto bueno a los proyectos y estuvieron siguiéndolos de cerca, aunque ninguno de los dos llegó a ver el resultado final, pues murieron meses antes del estreno), la visión de Jamie Foxx es quizás más exacta, siendo la interpretación de Phoenix más personal y carismática.

Desde luego, ambas son películas de visionado obligatorio. Personalmente, prefiero En la cuerda floja, quizá porque siempre me ha gustado más la música de Johnny Cash, pero las dos son unas obras maravillosas. Con ellas os dejo.

Allez-y, mes ami!

Buenos días, y buena suerte.

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LO MEJOR: las interpretaciones y las versiones de las canciones, que son absolutamente bestiales. También la forma en la que se trata el desarrollo del negocio musical de los años 50, y la creación de un nuevo estilo de música, que se ve de forma bastante clara. También son maravillosas las actuaciones en directo de ambas películas; en el caso de En la cuerda floja, sobre todo, queda para el recuerdo la actuación de Johnny cuando se emborracha y entra al escenario dando tumbos y destrozándolo todo. La fotografía (especialmente en Ray) y el sonido son brutales.

LO PEOR: Ray es quizás excesivamente larga y trata algunos temas de forma demasiado exhaustiva. De hecho, en ambas películas se sacrifican algunos temas para tratar de forma más extensa otros, algo inevitable en el género del biopic.

VALORACIÓN: Ray: 8,5/10. En la cuerda floja: 9/10. Sin duda, obras maestras ambas, y muy al mismo nivel. Normalmente, se suele considerar mejor película Ray, aunque yo, como ya he dicho, prefiera En la cuerda floja.

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Trailer Ray (en inglés)

Trailer En la cuerda floja (en español)

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